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Aspergilosis

12 de junio de 2025by Busta Soft0

Aspergilosis

La aspergilosis es una enfermedad infecciosa causada por hongos del género Aspergillus, presentes en el medio ambiente, tanto en interiores como en exteriores. La infección ocurre principalmente por la inhalación de esporas microscópicas que se encuentran en el aire, el suelo, la materia orgánica en descomposición y el polvo. Aunque la mayoría de las personas respira estas esporas sin enfermar, en individuos con sistemas inmunitarios debilitados o enfermedades pulmonares previas, el hongo puede provocar desde reacciones alérgicas hasta infecciones graves y potencialmente mortales. El espectro clínico de la aspergilosis es amplio, abarcando desde formas leves hasta cuadros invasivos que afectan múltiples órganos.

Síntomas

Los síntomas de la aspergilosis varían según el tipo y la extensión de la infección. En la aspergilosis alérgica broncopulmonar, los pacientes pueden presentar tos persistente, sibilancias, fiebre, dificultad para respirar y exacerbaciones asmáticas. Los aspergilomas (masas fúngicas en cavidades pulmonares) suelen ser asintomáticos, pero pueden causar tos, hemoptisis (sangrado al toser) y, en casos graves, hemorragias masivas. La aspergilosis pulmonar invasiva se manifiesta con fiebre alta, tos, dolor torácico, disnea progresiva y, en ocasiones, síntomas sistémicos como fatiga, pérdida de peso y malestar general. Cuando la infección se disemina a otros órganos, pueden aparecer lesiones cutáneas, sinusitis, daño hepático, renal o cerebral, y síntomas neurológicos.

Causas

La causa principal de la aspergilosis es la inhalación de esporas de Aspergillus. Estas esporas, al ingresar al organismo, pueden colonizar los pulmones, los senos paranasales, la piel u otros órganos, especialmente si existen condiciones predisponentes. Las especies más frecuentes implicadas en la enfermedad son Aspergillus fumigatus, A. flavus, A. niger, A. nidulans y A. terreus. En personas sanas, el sistema inmunológico suele eliminar las esporas sin dificultad. Sin embargo, en individuos inmunosuprimidos, con enfermedades pulmonares crónicas o sometidos a tratamientos prolongados con antibióticos o esteroides, el hongo puede proliferar y causar daño tisular.

Tipos

La aspergilosis abarca diversas formas clínicas, entre las que destacan:

Aspergilosis broncopulmonar alérgica: reacción alérgica en personas con asma o fibrosis quística, caracterizada por inflamación bronquial y exacerbaciones asmáticas.

Aspergiloma: formación de una masa fúngica en cavidades pulmonares preexistentes, como las causadas por tuberculosis o abscesos.

Aspergilosis pulmonar invasiva: infección grave que afecta principalmente a personas inmunodeprimidas, pudiendo diseminarse a otros órganos.

Aspergilosis pulmonar crónica: cuadro subagudo con tos, fiebre y cavitaciones pulmonares, frecuente en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Aspergilosis cutánea primaria: infección rara que afecta la piel, generalmente en inmunodeprimidos.

Aspergilosis sinusal: puede presentarse como sinusitis aguda o crónica, con destrucción de los tejidos sinusales.

Formas extrapulmonares: incluyen meningitis, endocarditis, osteomielitis y otras infecciones diseminadas.

Diagnóstico

El diagnóstico de la aspergilosis requiere una combinación de métodos clínicos, radiológicos y de laboratorio. Las pruebas más utilizadas incluyen:

Radiografía y tomografía computarizada (TAC) de tórax para identificar cavidades, masas o infiltrados pulmonares.

Pruebas serológicas, como la detección del antígeno galactomanano en sangre, útiles en la aspergilosis invasiva.

Cultivo y examen microscópico de muestras respiratorias (esputo, lavado broncoalveolar) o biopsias de tejido afectado.

Pruebas de imagen de senos paranasales en casos de sinusitis.

Histopatología para identificar hifas fúngicas en tejidos.
El diagnóstico precoz es fundamental para mejorar el pronóstico, especialmente en pacientes inmunodeprimidos.

Tratamiento

El tratamiento de la aspergilosis depende del tipo y la gravedad de la infección. En la aspergilosis invasiva, los antifúngicos de elección son el voriconazol y el isavuconazol; las formulaciones lipídicas de anfotericina B se emplean como alternativas. El posaconazol es otra opción en casos resistentes o como profilaxis en pacientes de alto riesgo. En la aspergilosis broncopulmonar alérgica, se utilizan corticosteroides para controlar la inflamación, a menudo combinados con antifúngicos. Los aspergilomas sintomáticos pueden requerir cirugía para extirpar la masa fúngica, especialmente si existe riesgo de hemorragia. El tratamiento debe ser individualizado y, en casos graves, requiere hospitalización y manejo multidisciplinario.

Prevención

La prevención de la aspergilosis se basa en reducir la exposición a esporas de Aspergillus, especialmente en personas inmunodeprimidas. Esto incluye evitar lugares con polvo, obras en construcción, jardines y manipulación de materia orgánica en descomposición. En hospitales, se emplean sistemas de filtración de aire y ambientes controlados para proteger a los pacientes de alto riesgo. La profilaxis antifúngica puede estar indicada en pacientes sometidos a trasplantes, quimioterapia o con neutropenia prolongada. La higiene personal y el control de enfermedades crónicas también contribuyen a disminuir el riesgo.

Factores de riesgo

Los principales factores de riesgo para desarrollar aspergilosis son:

Inmunosupresión por trasplante, quimioterapia, VIH/SIDA o uso prolongado de corticosteroides.

Enfermedades pulmonares crónicas, como EPOC, asma o fibrosis quística.

Presencia de cavidades pulmonares previas (por tuberculosis u otras causas).

Neutropenia prolongada.

Edad avanzada y enfermedades crónicas debilitantes.

Hospitalización prolongada en unidades de cuidados intensivos.

Complicaciones

Las complicaciones de la aspergilosis pueden ser graves y potencialmente mortales si no se tratan a tiempo. Entre las más frecuentes se encuentran:

Hemoptisis masiva (sangrado pulmonar), especialmente en aspergilomas.

Insuficiencia respiratoria aguda en la aspergilosis invasiva.

Diseminación de la infección a otros órganos (hígado, cerebro, riñones, piel), con daño multiorgánico.

Sepsis fúngica.

Reacciones alérgicas graves y obstrucción bronquial en la aspergilosis alérgica.

Recurrencia de la infección o resistencia a los antifúngicos.

Pronóstico

El pronóstico de la aspergilosis depende del tipo de infección, el estado inmunológico del paciente y la rapidez del diagnóstico y tratamiento. La aspergilosis alérgica y los aspergilomas suelen tener buen pronóstico con tratamiento adecuado, aunque pueden requerir seguimiento prolongado. En la aspergilosis pulmonar invasiva, la mortalidad es elevada, especialmente en inmunodeprimidos, pero el pronóstico mejora significativamente con diagnóstico y terapia antifúngica tempranos. La prevención de complicaciones y la vigilancia estrecha en pacientes de riesgo son fundamentales para mejorar los desenlaces a largo plazo.

 

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